No es sólo el número de árboles

Recientemente vuelve a saltar a las primeras páginas de los medios locales el debate sobre los terrenos de Repsol situados entre los distritos de Carretera de Cádiz y Cruz de Humilladero de nuestra ciudad. Este debate, que fue crucial en las elecciones municipales de 2011, apenas ocupó los discursos durante la última campaña electoral. Un proyecto, el de la construcción de un gran parque, que parecía haber caído en el olvido y desaparecido de las agendas de los grupos políticos municipales. Curiosamente, ha sido una iniciativa ciudadana canalizada a través de la plataforma change.org la que ha vuelto a sacar el tema a la palestra proponiendo la transformación de dicho solar en un verdadero bosque urbano.

Independientemente de lo ideal que resulta en nuestra cabeza la idea de un bosque dentro de una zona tan densamente poblada como la que tratamos y de la complicada solución administrativa y financiera del asunto (ya que los terrenos pertenecen ahora a la Sareb), en Malakatón llevamos unos días reflexionando al respecto del proceso que sufre este solar tan estratégico, de cómo se configuran los futuros espacios para nuestra ciudad.

Es obvio que este punto de la ciudad está por resolver. El estado actual de los terrenos es desolador. Ocupados parcialmente por restos de la antigua actividad que albergaban, el solar lo completan una enorme explanada destinada a aparcamiento (usada para mercadillos ambulantes dos veces por semana) y por una calle de reciente construcción que, aunque conectada a la avenida Juan XXIII, continúa cerrada al tráfico por problemas de conexión y visibilidad (otro problema no resuelto ad eternum). En definitiva, la imagen que presenta este espacio al llegar a él es cualquiera menos la de un espacio natural. Esta estampa se ve reforzada en la principal esquina del solar con la acumulación de carteles publicitarios de grandes dimensiones, algunos de ellos fuertemente iluminados, que crean una fachada ficticia al solar, como si tras ellos hubiera un edificio. Todo muy artificial, muy construido, y además, vallado. La situación descrita, prolongada en el tiempo, nos hace pensar que una eventual colmatación constructiva de dicho espacio no cambiaría la percepción exterior que ahora se tiene del mismo, lo cual, siendo muy mal pensados, podría tratarse de una estrategia de los propietarios del terreno. Además, una renovación constructiva que «limpiara» el solar podría siempre ir acompañada de ese desastroso argumento frecuentemente utilizado de «está mejor de lo que estaba» con el que se justifica cualquier intervención, por atroz que esta sea, perdiendo con ésta todas las oportunidades de buenas posibilidades que el solar ofreciera (véanse nuestros anteriores artículos referentes a la plaza Camas).

A pesar de este panorama, hay vecinos que ven una oportunidad e investigan maneras de abrir nuevos caminos. Poco a poco, se han ido trazando veredas en el solar y son ya bastantes personas las que pasean por él con sus perros, que pueden acortar camino hacia el mercadillo atravesándolo o, desgraciadamente, verter desechos de manera ilegal e incontrolada. También existen vecinos, como el que escribe estas líneas, que se asoma por las noches a su ventana y descubre en este solar un gran silencio y un vacío lumínico que favorece la visión de las estrellas en esta parte de la ciudad. Este vecino, imagina también la posibilidad de bajar a la calle con su hijo una mañana de Julio y disfrutar a la sombra de árboles. Algo que en la actualidad no puede hacer porque el parque urbano más cercano se encuentra a 1 kilómetro de distancia y sin un solo árbol que le dé sombra en el recorrido.

 

Pero volvamos al debate abierto en los medios y continuado por los políticos. Por un lado el Ayuntamiento nos ofrece ahora explicaciones sobre la necesidad de construir en los terrenos para poder financiar el parque. Nos muestra, si buscamos bien en internet, alguna imagen en la que los edificios aparecen dibujados casi transparentes, enormes pero etéreos, como si no proyectaran sombra, no tuvieran ventanas ni fueran algún día a llenarse de antenas, cables, máquinas de aire acondicionado o balcones cerrados por sus habitantes, reduciendo ficticiamente el impacto visual (y no sólo visual) de los mismos. Por otro lado, otros grupos políticos se suman al carro de la reivindicación y entran en un baile de cifras de metros cuadrados de parque que pasen de 140000 a 177000 de parque, de miles de metros cuadrados construidos de otros tantos necesarios para equipamientos, como si el común de los vecinos de la zona pudiera mínimamente en su cabeza visualizar estas cifras para poder formarse una opinión al respecto, cuando la mayoría de ellos vivimos en viviendas de alrededor de 80 metros cuadrados.

Imagen del proyecto según muestran los medios

Algunos hablan de llenar el solar con árboles, de que se convierta en un bosque, todo muy natural. Del otro lado, los defensores del proyecto actual muestran imágenes de un parque con un trazado similar a los ya existentes en la ciudad en los que los «caminos», ya sean acerados o de tierra, ocupan la mayor parte de la superficie, como una imagen de jardín idílico, pero muy construido.Debemos huir de las opiniones sesgadas, cerradas o desinformadas. Si bien desde el Ayuntamiento afirman que los representantes de los vecinos están de acuerdo con su proyecto, y que han aportado ideas como la de vallar el parque para que esté cerrado de noche por motivos de seguridad (este tema en sí ya nos daría para un post aparte), nos llegan voces de que esto no es del todo cierto y que la información no ha sido accesible a la gran mayoría de habitantes de la zona, entre los que se encuentra quien escribe. Por lo que creemos más que nunca necesario un proceso de información y participación real y prolongado durante el tiempo suficiente.  O podríamos seguir oponiendo las ideas y seguir empecinados todos en que nuestra opción es mejor que la del que tenemos enfrente y ocurrirá, como ya hemos vivido desgraciadamente en numerosas ocasiones, que se optará por una solución que será de nuevo una oportunidad perdida.

Pero a los de Malakatón no nos gusta darnos por vencidos. Vemos en cada situación de conflicto urbano una posibilidad. Y la que brinda este momento es magnífica. El debate está en la ciudadanía y está también en la administración. Debemos aprovechar esta ocasión para realizar un proceso real de diseño participado de la ciudad. ¿Por qué no nos planteamos entre todos qué modelo de «parque» o de «bosque» queremos? Quizás la absolutamente necesaria financiación del parque que plantea el Ayuntamiento no sea tal si no seguimos el esquema tradicional de parques que se ha venido ejecutando hasta ahora. ¿Y si investigáramos otros modelos de gestión, como el proyecto que se está llevando a cabo en la ciudad italiana de Bolonia, con la participación de estonoesunsolar,donde los vecinos se hacen co-responsables de la gestión y cuidado del parque? ¿Y si se plantease un concurso abierto de ideas que contemplara todas estas posibilidades? Deberíamos ser capaces de enfrentarnos a esta oportunidad con una mente abierta, ser capaces de oírnos y buscar la mejor opción entre todos de manera creativa y cooperativa. Para ello, es necesario contar con todos los agentes locales, ya sean asociaciones de vecinos, administración pública o ciudadanos independientes y contar también con agentes dinamizadores de este proceso que sean capaces de traducir la información técnica de la administración a los ciudadanos y las necesidades y deseos de los ciudadanos a los técnicos.

Porque lo importante no es el número de árboles que finalmente sean plantados, sino que sepamos aprovechar la oportunidad que tenemos delante para construir entre todos una situación mejor para nosotros y para los que vendrán detrás, que tengan un lugar donde jugar a la sombra o desde donde contemplar las estrellas dentro de su barrio.

Estado actual de los terrenos de Repsol

Estado actual de los terrenos de Repsol